Francia mantendrá por ahora a su embajador en Níger y a sus tropas estacionadas en este país, unos 1.500 soldados, pese a las amenazas de los militares golpistas que accedieron al poder hace un mes mediante un golpe de Estado. El presidente francés, Emmanuel Macron, defendió este lunes en París la legitimidad del presidente nigerino depuesto, Mohamed Bazoum, y se negó a reconocer a la junta militar que ha tomado el poder. Mientras tanto, la tensión aumenta en Niamey, la capital de Níger, donde el domingo miles de manifestantes se acercaron a las inmediaciones de la base militar 101, donde están las tropas francesas, para pedir su salida del país. Al mismo tiempo, la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao), que exige la devolución del poder a las autoridades democráticas del país, asegura que sigue explorando las vías diplomáticas para encontrar una salida pacífica a la crisis.
Macron, en un discurso ante los embajadores de Francia por el mundo, apoyó al presidente derrocado Bazoum y desafió a los golpistas: “No los reconocemos”. El presidente francés confirmó que Sylvain Itte, embajador francés en Níger, sigue en Niamey pese a que los golpistas le dieron el viernes un plazo de 48 horas para abandonar el país. Itte, en la mañana de este lunes, siguió desde la Embajada de la capital nigerina, junto a sus colaboradores, el discurso del presidente en París. A esa hora, la electricidad y el agua todavía funcionaban en el edificio, pese a los insistentes rumores de que la junta militar había decidido cortar estos servicios básicos.
El mandatario francés considera que Bazoum es el presidente legítimo de Níger y que los acuerdos bilaterales con Francia siguen vigentes, aunque los golpistas los hayan denunciado. Esto incluye la base militar francesa con la presencia de 1.500 efectivos. Según París, reconocer a la junta militar sería un incentivo para otros golpes y pondría en peligro a aliados de Francia.
Estados Unidos, que también tiene presencia militar en Níger, ha sido más cauta en la condena y amenazas a la junta militar. La Administración de Joe Biden evita usar la palabra “golpe de Estado” para describir la toma de poder por parte de los militares el 26 de julio y el secuestro del presidente. Y es más cauta que Francia ante una posible intervención militar en Níger de los países de la región.
En defensa de su política africana
Macron defendió en el discurso en París la política africana de Francia, acusada por muchos en el continente de injerencia neocolonialista. Sostuvo que, sin la intervención militar de 2013, bajo la presidencia del socialista François Hollande y a petición del Gobierno de Malí, países como el propio Malí, Burkina Faso o Níger habrían sucumbido ante el avance yihadista y no existirían en sus fronteras actuales.
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El presidente francés cargó contra lo que llamó “una alianza barroca de pretendidos panafricanistas y neoimperialistas”. El término “neoimperialistas” alude a los apoyos de Rusia a los regímenes golpistas en países que hasta hace poco eran próximos de Francia, como Malí y Burkina Faso.
“Ni paternalismo ni debilidad”, dijo Macron para describir la posición de Francia. Es una réplica a las acusaciones de neocolonialismo y, al mismo tiempo, una manera de rechazar la idea de una desbandada completa en un continente en el que París sigue manteniendo intereses militares y económicos considerables, además de los vínculos humanos derivados de la inmigración en Francia originaria de las antiguas colonias.
Desde el 26 de julio, es la primera vez que Macron habla con tanto detalle de lo que llamó “la epidemia de golpes de Estado” en el Sahel, y de la crisis que socava gravemente la influencia francesa en África, su viejo patio trasero. El discurso desde el Elíseo, dedicado a la situación mundial y los intereses globales de Francia, no trataba solo de África.
Pero una de las ideas centrales tenía mucho que ver con la crisis nigerina: lo que el presidente considera como un riesgo de “debilitamiento” de Occidente y Europa en todo el mundo ante “una especie de auge de la política del resentimiento”. Según Macron, este resentimiento puede adoptar la forma de “un anticolonialismo imaginario” o del “antioccidentalismo”.
Ante los reproches a Francia por su apoyo obstinado al presidente nigerino depuesto, Macron respondió: “¿Qué haríamos si hubiese un golpe de Estado en Bulgaria o Rumania? ¿Nos habrían dicho que no hay que meterse demasiado? ¿Que no hay para tanto, que no es nuestra casa? Es inadmisible. Hay un hombre, democráticamente elegido y valiente, porque no abandona el cargo, ¿y se nos dice que la política correcta consistiría en abandonarlo?”
Tensión en Niamey
Mientras tanto, la tensión sigue subiendo en Niamey después de que se haya cumplido el plazo de 48 horas dado al embajador francés para que abandone el país. Este domingo, miles de personas se manifestaron frente a la base militar 101, que acoge a unos 1.500 soldados franceses, además de a unos 800 estadounidenses, para exigir la salida de las tropas galas del país. Decenas de ciudadanos protestaron también el fin de semana frente a la legación diplomática francesa, donde la policía nigerina, encargada del perímetro exterior, reforzó la seguridad.
El sábado, la junta militar organizó una concentración en el estadio Seyni Kountché de Niamey para celebrar el primer mes desde su llegada al poder. En ese acto, miembros del autodenominado Consejo Nacional para la Protección de la Patria (CNSP) amenazaron con expulsar por la fuerza al embajador Sylvain Itte si este decidía seguir en el país.
Por otra parte, la organización que reúne a los países de África occidental sigue dudando si poner en marcha una intervención militar y trata de agotar las vías diplomáticas. Así lo expresó este fin de semana el presidente de la comisión de la Cedeao, Omar Alieu Touray, quien dijo que el organismo regional trabaja “hacia una solución amistosa para restablecer el orden constitucional”. Asimismo, se dirigió a los ciudadanos de Níger para asegurarles que el organismo regional “está muy interesado en su prosperidad económica y bienestar social” y que “sus aspiraciones solo pueden satisfacerse a través de medios democráticos y una gobernanza participativa”.
El propio presidente de Nigeria y de la Cedeao, Bola Tinubu, se reunió el sábado en Abuya, la capital nigeriana, con la secretaria de Estado adjunta estadounidense, Molly Phee, a quien transmitió su intención de resolver esta crisis por medios pacíficos, aunque la intervención militar sigue sobre la mesa. “Estamos inmersos en el intento de resolver pacíficamente la cuestión en Níger aprovechando nuestras herramientas diplomáticas. Sigo frenando a la Cedeao, a pesar de que está dispuesta a aceptar todas las opciones, con el fin de agotar todos los demás mecanismos correctivos. La guerra no es ideal para mis reformas económicas, ni para la región, pero la defensa de la democracia es sacrosanta. El consenso de la Cedeao es que no permitiremos que nadie gane tiempo de manera poco sincera”, aseguró Tinubu tras la reunión.
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