Un breve comunicado de la FIFA decidió el destino de Luis Rubiales, suspendido cautelarmente durante 90 días de todos sus cargos, a la espera de que el máximo órgano del fútbol resuelva el expediente de acusaciones contra el presidente de la Federación Española. En esta época de VAR y revisión de jugadas, la FIFA ha validado el gol decisivo en la portería de Rubiales, anotado por un amplísimo frente social y político, pero con el fútbol y algunas instancias públicas —CSD y Fiscalía— remoloneando más de la cuenta. La decisión de la FIFA también operó milagros en el nutrido grupo de cómplices y falangistas de Rubiales, aguerridos pretorianos en su infame discurso y tajantes críticos del presidente un día después.
El Ministerio Fiscal ha abierto una investigación contra Rubiales por un presunto delito de agresión sexual. Se pelea con el Consejo Superior de Deportes (CSD) por recoger el balón de las mallas, cuando el gol ya está concedido. En el fútbol, a esa figura se llama melé de oportunistas. Los dos organismos pudieron y debieron actuar inmediatamente después de la bochornosa actuación de Rubiales en Sídney, pero se escudaron en subterfugios técnicos para no comprometerse en la faena.
El CSD ha trasladado su denuncia al Tribunal Administrativo de Justicia en el Deporte (TAD), que se reúne cada jueves. Llega una semana tarde. Los desparrames de Rubiales merecían que la intervención del TAD se produjera el pasado jueves, antes del discurso que se marcó el jefe del fútbol español, un cavernario que se alimenta del conflicto, desconoce el valor de la ética y presume frente a sus hijas del vergonzoso paternalismo que dedicó a las campeonas del mundo, futbolistas profesionales y adultas que no están para niñerías inaceptables.
Notables juristas se sorprendieron por la inacción de la Fiscalía en un asunto que reclamaba una intervención expeditiva. Un día después de la final de Sídney, Javier Pérez Royo, catedrático de Derecho Constitucional cuestionaba en Diario.es la demora del Ministerio Fiscal. “Dada la condición de persona que se encuentra en una posición subordinada respecto a su agresor, no entiendo cómo no ha reaccionado ya el Ministerio Fiscal y ha denunciado al presidente de la Federación Española de Fútbol ante el órgano judicial competente. No se puede hacer recaer en la futbolista la responsabilidad de reaccionar contra su agresor ante los tribunales de justicia”.
La Fiscalía del Estado abrió ayer una investigación para establecer si existen indicios suficientes para procesar a Rubiales y contactará con Jenni Hermoso para informarla de sus derechos como víctima en un presunto delito de agresión sexual. Hasta ayer, la Fiscalía se resistía a intervenir en el caso porque faltaba la denuncia formal de la jugadora, trámite que sigue sin producirse, pero que ahora no ha impedido la apertura de la investigación.
La FIFA, cuyo presidente estuvo junto a Rubiales durante la final de Sídney y la ceremonia de entrega de medallas a las campeonas, tampoco puede presumir, aunque su intervención disipa cualquier esperanza de Rubiales. La suspensión cautelar se comunicó tres días más tarde, después del discurso del presidente del fútbol español, que alcanzó una magnitud mediática tan crítica como masiva fuera de España.
De la UEFA, donde Rubiales es vicepresidente y el tercero en la escala jerárquica del máximo organismo del fútbol europeo, no hay noticias, una callada incomprensible que terminará por dañar a su presidente Alexander Ceferin si no se explica pronto y bien. Se le ha adelantado la FIFA con una decisión que valida el gol que ha recibido Rubiales. De ese golazo a la indignidad y la ineptitud no se ha ocupado el fútbol. Se lo ha marcado la presión social y el constante empeño de las mujeres.
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