Pocos fuera de Extremadura habían oído hablar de Cívitas antes del verano de 2022. Fue entonces cuando se anunció que esta promotora inmobiliaria bautizaría el campo del Atlético de Madrid al aliarse con el club como socio de sostenibilidad. El acuerdo, por 10 años y con una cuantía que no se hizo oficial (aunque las cifras publicadas en prensa siempre lo han situado en torno a los 85 millones), se oficializó aprovechando la presentación de la futura ciudad deportiva que rodeará al estadio rojiblanco. No es el único gran proyecto asociado a una compañía cuya cara más visible hasta ahora ha sido el empresario Alejandro Ayala, colchonero declarado, accionista mayoritario y presidente de la firma. Sin embargo, esa vinculación con varios megaproyectos inmobiliarios no impide a Ayala negar la mayor: “No somos un promotor”, afirma rotundo en una conversación telefónica con NEGOCIOS. “Si me estás entendiendo como un promotor, razonablemente no me entiendes”.
En el sector, efectivamente, cuesta encontrar quien le comprenda. Hasta tres empresarios consultados, todos bajo condición de anonimato, expresan dudas sobre la capacidad de Cívitas para materializar todos los planes que ha presentado. “A nadie le casa”, resume uno de ellos, “la única manera de ordenarlo es pararlo todo y esperar vientos a favor”. Todos recuerdan, eso sí, que los socios de la promotora cuentan con otros negocios que nada tienen que ver con el ladrillo y podrían ser muy lucrativos.
Ayala dice que comprende esas dudas. “La diferencia es que en los demás su negocio principal es el promotor, y el nuestro es una consecuencia de los otros negocios”, explica, “nosotros hemos montado una promotora para cubrir una serie de demandas y meter nuestros productos”. Estos productos abarcan pinturas de la marca Graphenstone y otros materiales de construcción con sello verde. Los otros negocios, desarrolla el empresario, son el embrión tecnológico (Phi4Tech, con el que pretende abrir una fábrica de celdas de baterías en Badajoz) y la pata minera (con un permiso solicitado para una explotación de litio en la localidad cacereña de Cañaveral y otro ya concedido para extraer níquel y cobre en Monesterio). De ahí nace la visión de Ayala: “Eso produce creación de empleo”, completa, “y en una comunidad despoblada como es Extremadura se necesitaba vivienda”.
Durante años, Cívitas ha acumulado suelo hasta convertirse en el mayor propietario de parcelas urbanizables en Badajoz. Gran parte de los solares pertenecían a Banco Santander. Y lo que siempre se ha presentado como la joya de la corona son unos terrenos próximos a la universidad sobre los que se proyectó Campus Cívita. De similar manera al contrato con el Atlético de Madrid, este megadesarrollo de unas 3.000 viviendas ha servido a la firma para aparecer en titulares durante años. “Estamos pendientes de que en las próximas dos semanas el Ayuntamiento de Badajoz dé luz verde al proyecto”, cuenta ahora el presidente, “si es así, y después de cinco años luchándolo, antes de que acabe el año empezaríamos el proyecto estrella del grupo”. Como se trata de suelo pendiente de urbanizar, admite, las primeras viviendas no estarían acabadas antes de 2027.
Entre tanto, Cívitas ha ido poniendo en marcha algunas promociones, pero lejos de las cifras mareantes que en comunicados y entrevistas se sugerían. Este año, según la compañía, esperan acabar unas 200 viviendas, con 100 que ya se entregaron en verano y otras tantas que esperan tener listas para Navidad. Las últimas cuentas presentadas en el registro mercantil por Cívitas Hispania, la matriz de la pata inmobiliaria del grupo, recogen un balance consolidado muy alejado del de las grandes e incluso medianas compañías del sector. La facturación en 2022 fue de 1,37 millones y el ejercicio acabó con unas pérdidas de 2,61 millones.
“Hasta ahora [la compañía] ha vivido del dinero de los socios”, afirma el presidente, quien destaca que este año se ha aprobado una nueva ampliación que llevará el capital social hasta los 119 millones. “Cívitas no produce hasta que no entrega vivienda”, justifica ante el hecho de que ese tamaño contable no se refleja de momento en la cifra de negocios de la promotora, a la vez que reafirma la “apuesta decidida” de los socios por el proyecto.
¿Han sido hasta ahora las proyecciones demasiado optimistas? “Seguro que pecamos de optimistas, en algunas promociones hemos tardado más de la cuenta”, responde el presidente, quien recuerda el entorno de encarecimiento de la construcción y de la financiación que ha provocado la guerra de Ucrania y ha lastrado a todo el sector. Su meta, no obstante, se mantiene en entregar unas 500 viviendas por año en Badajoz: “Creo que se va a organizar un ecosistema económico que va a beneficiar mucho el desarrollo de todos estos proyectos en Extremadura”. Con unos 150.000 habitantes, la capital concentra algo menos de una cuarta parte de la población de toda la provincia, donde según el INE se escrituraron el año pasado un total de 700 nuevas viviendas.
La transformación ha sido una constante para el grupo desde sus inicios. Los negocios inmobiliarios de Ayala y sus socios se plasman en casi tres decenas de compañías participadas (casi todas al 100%) por Cívitas Pacensis. El presidente anuncia que todas las promociones en Badajoz, a excepción de dos grandes proyectos, pasarán ahora a una nueva marca: Domus Pacensis. Es la consecuencia del desembarco en Cívitas de Juan Velayos, un directivo con amplia experiencia en el sector. “Él apuesta por la Costa del Sol, Madrid y los dos grandes proyectos en Extremadura, que son Campus Cívita y la carretera de Valverde”, detalla el empresario extremeño. También atribuye a Velayos la decisión de reducir las esponsorizaciones que hacía Cívitas a clubes deportivos más modestos (como el CD Badajoz) para quedarse solo con los acuerdos con el Atlético de Madrid y con Puerto Banús. En la exclusiva marina marbellí, Cívitas ha comprado “un suelo pequeño”, cuenta el presidente, pendiente de licencia de urbanización y negocia otro suelo finalista. En ambos quiere levantar viviendas de lujo. En Madrid cuenta con parcelas en Boadilla y Móstoles.
Los profesionales del sector consultados destacan el currículum de Velayos al frente de Neinor Homes, una de las mayores promotoras del país. Aunque alguno recuerda afiladamente que tiene cierta práctica desescalando proyectos: aquella etapa se saldó con dos profit warnings (rebaja de previsiones) para la compañía cotizada. Ayala señala que el fichaje responde a la “profesionalización” que él y los socios han buscado en todas las patas de negocio conforme estas crecían. “Juan quiere proyectos de 3.000 viviendas, que por tamaño se pueda hacer un concepto de barrio completo”, dice en alusión a Campus Cívita. “Aquí vamos a hacer una ciudad de madera, completamente desenganchada porque hemos cogido una finca de 174 hectáreas para meterle un parque fotovoltaico y montar una comunidad energética”. En la construcción se primarán los productos sostenibles de otras empresas del grupo, lo mismo que espera que suceda en el estadio o en la futura ciudad deportiva del Atlético de Madrid. “Esto necesita un tiempo, pero si nos sale bien la apuesta nos convertiremos en una referencia en promoción sostenible”, concluye Ayala.
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