Durante sus semanas finales en el poder, el gobierno del presidente Joe Biden ha implementado nuevas y rigurosas restricciones en la venta de chips avanzados, especialmente los destinados a aplicaciones de inteligencia artificial (IA). Esta acción tiene como objetivo fortalecer los controles sobre la exportación de semiconductores para prevenir posibles amenazas a la seguridad nacional y ralentizar el progreso de naciones vistas como rivales estratégicos.
Regulaciones recientes para el control de chips sofisticados
Las limitaciones especifican que únicamente 18 países considerados estrechos aliados podrán continuar comprando estos componentes sin restricciones, mientras que otras naciones, como China, Corea del Norte e Irán, estarán sometidas a estrictas limitaciones o prohibiciones absolutas. Estos controles son parte de un esfuerzo más amplio para impedir que los sistemas avanzados de IA sean utilizados por gobiernos que podrían emplearlos con propósitos militares, ciberataques o vigilancia a gran escala.
De acuerdo con un comunicado del gobierno de Estados Unidos, «en manos inadecuadas, los sistemas de IA poseen el potencial de incrementar los riesgos para la seguridad nacional, facilitar la creación de armas de destrucción masiva, respaldar ataques cibernéticos y contribuir a la disminución de los derechos humanos a través de la vigilancia continua de la población».
Aspectos técnicos de la regulación
Con estas nuevas normas, cualquier solicitud de chips con una capacidad de procesamiento igual a la de 1.700 GPUs avanzadas requerirá una licencia y una verificación previa del usuario que los utilizará. Los países aliados cercanos a Estados Unidos, como los miembros del G7, estarán exentos de cualquier restricción en la compra de estos semiconductores. No obstante, la mayoría de otros países se limitarán a adquirir chips equivalentes a 320.000 GPUs, siempre que satisfagan rigurosos criterios de seguridad.
Para los países que no son considerados aliados, el límite será más estricto: solo podrán comprar chips con una capacidad total equivalente a 50.000 GPUs avanzadas, siempre bajo licencia y con rigurosos controles sobre su uso final.
Efecto en el sector tecnológico
Esta regulación impacta directamente a Nvidia, el líder en la fabricación de chips para aplicaciones de IA, cuya sede se encuentra en Estados Unidos. La compañía ha criticado fuertemente las nuevas normativas, argumentando que el conjunto regulatorio, que supera las 200 páginas, podría minar el liderazgo tecnológico de Estados Unidos y obstaculizar la innovación. Ned Finkle, vicepresidente de asuntos globales de Nvidia, manifestó su preocupación por el efecto que estas decisiones podrían tener en la competitividad de la industria estadounidense.
Reacciones globales
Las restricciones no solo han generado tensiones con los países directamente involucrados, como China, sino también con algunos integrantes de la Unión Europea. Funcionarios de la Comisión Europea han lanzado un comunicado conjunto expresando su inquietud por la exclusión de ciertos estados miembros de la lista de países sin restricciones. Este descontento pone de manifiesto las crecientes fricciones entre Estados Unidos y sus socios europeos en cuestiones de comercio tecnológico y acceso a recursos esenciales para la innovación.
Reacciones internacionales
Las restricciones no solo han provocado tensiones con los países directamente afectados, como China, sino también con algunos miembros de la Unión Europea. Representantes de la Comisión Europea han emitido un comunicado conjunto expresando su preocupación por la exclusión de ciertos estados miembros de la lista de países sin restricciones. Este descontento refleja las crecientes fricciones entre EE.UU. y sus socios europeos en materia de comercio tecnológico y acceso a recursos clave para la innovación.
Próximos pasos
Estas normativas, que ahora entran en un periodo de consulta de 120 días, serán revisadas y posiblemente ajustadas por la próxima administración, que deberá decidir si mantiene, modifica o elimina estas medidas. Durante este tiempo, se espera que tanto la industria tecnológica como los gobiernos afectados intensifiquen sus esfuerzos por influir en la implementación de estas políticas.