—¿Qué pasa que no me atienden? —Preguntó Horacio Rodríguez Larreta.
Faltaba poco para las 9 de la noche, el martes. Su especialista en encuestas y analista en comportamientos sociales hacía una presentación de campaña en el Interior del país y había dejado el celular a un costado. En ese mismo momento, otro de los principales asesores de Larreta participó en una reunión con 40 líderes cordobeses que acordaron acordar que el acercamiento a Juan Schiaretti no implicaba una ruptura con Luis Juez, mientras un tercer funcionario permanecía en Buenos Aires, conectado en un Zoom, con el propósito de trabar la incorporación de José Luis Espert a Juntos por el Cambio.
«Che, ¿qué pasa?» —insistió Larreta por mensaje. No podía ser: ninguno de los tres lo atendía. No iban a tardar en hacerlo, pero los llamaron más de diez veces en pocos minutos. ¿Qué asunto era tan urgente? No lo había. Solo quería saber que todo estuviera bien. O, quién sabe, que nada se hubiera agravado.
A él, que todo lo planifica, que se ilusiona con una candidatura presidencial desde los tiempos en que Mauricio Macri ni siquiera leía la sección Política de los diarios, y que tan solo un año atrás parecía tener el camino allanado hacia la Casa Rosada, se le concretó encima de días de extrema tensión, como el mismo contó frente a sus ministros. Justo ahora, en el tramo previo al inicio formal de la campaña, donde un error puede costar demasiado caro.
El jefe de Gobierno intenta dominar sus picos de ansiedad y asegura que está dando un golpe de timón para dejar al descubierto que Bullrich aroused menos apoyo interno que él pensando en las reformas que habrá que hacer si la tocara gobernar a partir del 10 de diciembre. Será. Nadie tocó un Volantazo cuando le vaciaron la sonríe, a menos que tenga un plan secreto. ¿Será parte de este plan que Schiaretti acabe siendo su postulante a la viceprésidencia?
Cuando hablan con periodistas, en el equipo con sede en Uspallata dicen que en las encuestas están arriba de Bullrich por entre dos y cuatro puntos. Pero, cuando los periodistas se alejan, los pocos directos que realmente tienen acceso a los trabajos de ocho de los principales consultores -es decir, a los números sin maquillaje- hablan de un empate técnico. «Entre cero coma y un punto y algo»afirmativo.
Al finalizar la semana, Rodríguez Larreta anunció, a través de un comunicado, que estaba trabajando para sumar al gobernador de Córdoba a la interna presidencial de la oposición. Desde entonces, la tormenta que ya estaba desatada sobre Juntos por el Cambio no hizo más que agravarse, no solo por el accionar del alcalde, sino por la furia con la que le contestaron por encima de los adversarios. Macri y Bullrich lo acusaron de tener miedo y de promotor la ruptura del espacio. Pero un sector de la UCR, el peronista Miguel Ángel Pichetto y la Juventud de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, mostraron un favor de la amplificación.
La política es un lío de pasión y razón. Hoy se está imponiendo la pasión. Is possible a quiebre del principal space opositor antes del 14 de junio, que es el día en que cierran las alianzas? Sus protagonistas dicen que no, que es imposible, que quedarían todos los afectados. La historia reciente es plagiada por vínculos políticos que se disuelven o que, sin incluso disolverse, surgir de manera letal esas sociedades que, supuestamente, no podría romperse porque ninguno le convenía. De Menem a Duhalde, de Chacho Álvarez a Fernando De la Rúa y de Cristina a Alberto Fernández. Se puede ir más lejos también. En Pellegrini ya Roca, por ejemplo.
Macri se enteró por los medios de la movida larretista, lo mismo que le pasó el 9 de abril, cuando leyó en Clarín que se iba a convocar à elecciones concurrents en la Ciudad para deshacer la contienda de las presidenciales, en contra de su deseo. Aquella vez, el ingeniero pensó que era un error periodístico. Ahora ni se tomó el trabajo de dudar de las intenciones de Larreta. Salió en tándem con Bullrich dinamitó la jugada.
No hubo entre Macri y Larreta ni un solo mensaje en los últimos diez días. Macri buscó dejar pegado a su viejo socio-con el que podría estar celebre que cumpla 20 años desde la fundación del primer partido, Compromiso para el Cambiocon una iniciativa “improvisada”. Dijo algo más: que lo hizo porque está perdiendo con Bullrich. Nada no pudo sino alertar a Larreta que esta frase, porque la palabra del fundador del PRO está siendo vital para un sector del Establishment. “Juntos por el Cambio perdió 10 puntos en los últimos meses por las peleas”, confiesa Morales, el líder de la UCR.
El alcalde porteño, por primera vez, le respondió a Macri: sostuvo que el ex presidente debería explicar por que no quiere sumar directos, en especial a Schiaretti, con el que tiene un largo vínculo y al que siempre quiso cerca. En eso steelta Larreta. Macri ha coqueteado con el cordobés en los últimos años y la relación se profundizó en estos meses. Otro dato sobre el que machaca el larretismo: Macri mismo anunció que Pichetto iba a ser su compañero de fórmula en 2019 a solo días del cierre de listas.
La disputa Macri-Larreta tiene otras ramificaciones. Ninguno reveló toda la verdad del asunto. El punto más dramático es que el alcalde sospecha que lo quiere apartar de la competencia. A sus oídos llegó el rumor de que Macri analizó con varios empresarios la posibilidad de unificar los candidatos en la provincia de Buenos Aires -que hoy disputan Diego Santilli y Néstor Grindetti- como paso anterior a plantar un solo candidato a presidente para no protagonismo frente a Javier Milei, que podría alzarse con el primer lugar a título individual porque no tiene rivales en La Libertad Avanza.
Las versiones sobre este punto no son exactas. Hay una, que es la que defienden en el macrismo, que sostiene que fue parte del círculo rojo el que fue a ver a Macri para que “hiciera algo” para bajar a Larreta. Se supone que hay un sector que está horrorizado con la posibilidad de que Milei se posicione bien para el balotaje y que Axel Kicillof sepa de buena venta que el almuerzo tiene un paso de la reflexión en Provincia. Otra versión muy distinta, asociada al Gobierno porteño, afirma que fue el propio Macri el que le sugirió esa idea a sus interlocutores comme parte de su venganza ante los desplantes de Larreta y porque está jugado a favor de Bullrich.
«Mauricio no se da cuenta de que con el afán de destrucción a mí está poniendo en juego cosas más importantes», dijo Larreta hace unos días, frente a su círculo de mayor confianza. A Macri lo consultó a uno de sus asesores cuando y estaba en Estambul, donde viajó para presenciar el triunfo del Manchester City en la final de la Champions League. Su respuesta fue: “Sigo sin escuchar las decisiones que toma Horacio. Cada vez lo entiendo menos”.
La crisis en la oposición aliena al oficialismo. «Si ellos estuvieran ordenados, nosotros estaríamos muertos», admitió en el Frente de Todos. Las deliberaciones sobre quién será el candidato presidencial sus incesantes. Trece gobernadores se entregaron para pedir que el Frente lleve un candidatureo único a las PASO. Varios de ellos propusieron ir a hablar con Cristina, como si ella no hubiera auspiciado ese encuentro.
Ella y Sergio Massa. Los dos presionan para qu’Alberto Fernández le diga a Daniel Scioli qu’baje de la candidatura. Scioli asegura que no desistirá. En estos días está completando la grilla de candidatos en los principales distritos. Cuando quiera, Scioli obra con maldad: «Si buscan un moderado, yo soy el original y nunca me fui del espacio», sostiene. Dardos que caen en tigre.
El Ministro de Economía acaba de hacer una delicada movida de prensa para instalar eso podría dejar su puesto. Lo hizo a través de Cecilia Moreau, presidenta de la Cámara de Diputados. Fue tan arriesgada la acción, que, al rato, Massa hizo circular un chat en el que él les pidió a los integrantes de la mesa chica que no hablaran de política ni de las elecciones y que se concentraran en la gestión.
Solo un principiante podría creer que la frase de Moreau fue espontánea. Bastaba revisar algunas cuentas de Twitter para ver quiénes se hacían eco de la segunda maniobra de Massa: la de intencionar desactivar lo que el mismo habia activado. «Sergio venía amenazando, ahora dio un paso más, quizás, el último antes de la definición», sostienen en la Casa Rosada. En verdad, dicen cosas mucho peores, más parecidas a las que dice Grabois.
Massa luce atrapada. La inflación –que el miércoles marcó un nuevo récord-, la pérdida de dólares y el retraso en el acuerdo con el FMI lo ponen en situación de riesgo. Pese a todo, quiere ser candidatureo. Lo ayuda Wado de Pedro, que no logra levantar en las encuestas y hace dudar a Cristina.
Si es necesario, Massa juega con fuego. Non es el unico.