Un mes y medio después de convertirse en campeona del Mundo y de ver cómo el mejor momento deportivo de su carrera se vio empañado sin ella pretenderlo, Jenni Hermoso ha tenido que revivir el bochorno que vio el mundo entero en el Accor Satadium de Sídney. No solo ha tenido que relatar de nuevo lo que vivió y sintió aquel día y los posteriores, a raíz del beso que le dio Luis Rubiales sin su consentimiento, sino que, por si fuera poco, también ha tenido que aguantar cómo se ha vulnerado su privacidad. Lo ha revivido ella y lo hemos revivido todos porque se ha filtrado su declaración ante la Fiscalía.
Hace aproximadamente un mes, Montse Tomé decidió no incluir a Jenni en su primera lista como seleccionadora porque era “la mejor manera de protegerla”. “¿Protegerme de qué? ¿O de quién?”, se preguntó en un comunicado la futbolista, mostrando su total desacuerdo con esa decisión.
Ahora que sí necesitaba protección, se la ha vuelto a dejar desamparada. Se ha vuelto a poner el foco en ella. No hemos aprendido nada. ¿Dónde queda el derecho a la intimidad para las víctimas? ¿Dónde queda su privacidad? ¿Dónde está la protección? Recordemos, por si a alguno se le ha olvidado, que Jenni sigue siendo la víctima.
El sensacionalismo ha vuelto a prevalecer por encima de todo y a mostrarse tal y como es, ruin y sin escrúpulos. Se emitieron en prime time, como si nada, unas imágenes de una sala cerrada y privada mientras la futbolista declaraba: “El beso no fue consentido. No fui respetada y me sentí coaccionada”.
“¿Y quién me protege a mí?”. Se lo preguntaba ella en la declaración ante Fiscalía que vio la luz en televisión, con el proceso aún en curso. Por lo tanto, no es descabellado pensar que esta filtración puede afectar a la evolución de dicho proceso.
En su declaración, Jenni ha relatado cómo sufrió presiones por parte de Luis Rubiales, miembros de la Real Federación Española de Fútbol. El equipo de Rubiales detuvo el autobús para coaccionarla: “Mancharon mi imagen y me pidieron que les protegiera”. No contó nada que no supiésemos ya sobre el caso Rubiales. Pero el envoltorio que vestía a dicha declaración fue una auténtica vergüenza. Ya no entro en si es legal o ilegal la publicación de esas imágenes, sino en la moralidad y la ética. Dos aspectos que deben primar por encima de todo. Vuelvo a insistir: ¿Quién la protege a ella?
Su exposición que llegó antes que la de Jorge Vilda, que ayer dio su versión de los hechos. El exseleccionador niega las coacciones para que Jenni restara importancia al beso, pero reconoce haber intentado mediar con el hermano de la futbolista para “bajar el suflé”. Una buena forma de minimizar a la víctima, de hacerle creer que no es para tanto. El suflé no lo subió ella, ni siquiera lo cocinó, se lo encontró y quisieron que lo digiriera.
Protección: acción de proteger o impedir que una persona o una cosa reciba daño o que llegue hasta ella algo que lo produzca. La protección ha vuelto a fallar con ella y con todas las víctimas a las que animamos siempre a que denuncien. Esto es lo que se encuentran, filtraciones.
De vez en cuando, viene bien recordar la famosa frase de Ryszard Kapuscinski: “Para ser buen periodista primero hay que ser buena persona”. Algo que deberíamos grabarnos todos como si de un mantra se tratase, yo la primera.
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